Introducción: Visibilizar lo invisible en los laboratorios naturales de las zonas extremas de Chile
Laboratorios naturales de Chile: los ojos del mundo para explorar el microcosmos y el macrocosmos

Figura 1. Esta fotografía fue tomada en el extremo norte del Salar de Atacama, el mayor salar de Chile. El salar está cerca de San Pedro de Atacama, un pueblo del norte de Chile muy popular entre los turistas chilenos y extranjeros. El salar alberga dos lagunas similares de agua dulce muy próximas entre sí: Ojos del Salar. Fotografía de Adhemar Duro, s.f.
Figura 1. Esta fotografía fue tomada en el extremo norte del Salar de Atacama, el mayor salar de Chile. El salar está cerca de San Pedro de Atacama, un pueblo del norte de Chile muy popular entre los turistas chilenos y extranjeros. El salar alberga dos lagunas similares de agua dulce muy próximas entre sí: Ojos del Salar. Fotografía de Adhemar Duro, s.f.
Fotografía de Adhemar Duro. Cortesía de ESO.
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Este trabajo opera bajo una Licencia Internacional Creative Commons Atribución 4.0.
Un laboratorio natural se define como un lugar único a nivel mundial. Para establecerse como tal, además de los aportes al conocimiento y la innovación, se requieren dos particularidades: la definición e implementación de una política pública enfocada en un problema u oportunidad de relevancia nacional y/o global y el desarrollo de una masa crítica en alguna disciplina que haya logrado impacto internacional. En el extremo norte de Chile, el Desierto de Atacama se ha establecido como un laboratorio natural para observaciones astronómicas, mientras que en el extremo sur del país, la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos (RBCH) ofrece un sitio ideal para la investigación sobre el impacto del cambio climático (y el cambio socio-ambiental global más ampliamente) en la diversidad biológica y cultural. En esta sección presentamos, primero, los atributos biofísicos, y luego los conceptuales e institucionales de estos laboratorios: sitios especiales que emergen de Chile como “ojos del mundo” para investigar el macrocosmos y el microcosmos.
Lee a continuación los fundamentos y motivaciones de nuestra investigación, o sumérgete directamente en el microcosmos y el macrocosmos explorando los distintos capítulos temáticos en tu propio orden.
Los singulares Ubicaciones geográficos de los laboratorios naturales de Chile
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Un enfoque biocultural único
Los hechos científicos guían nuestra forma de cohabitar el microcosmos y el macrocosmos. Los telescopios y las lupas nos ayudan a percibir, comprender y valorar la diversidad. Los seres más grandes (como constelaciones, estrellas y planetas) y los más pequeños (como musgos, insectos, bacterias y virus) a menudo pasan desapercibidos en nuestra vida cotidiana (Figuras 4a y 4b). La ciencia y la tecnología nos ayudan a observar e investigar el cosmos, haciendo visible lo invisible; pero esto no es suficiente. No tenemos los ojos libres de sesgos; vemos a través de las “lentes” de nuestros conceptos, nuestros valores, nuestras visiones del mundo, nuestras culturas. Dado que la forma en que percibimos el mundo se nutre de estos diversos aspectos, introducimos el concepto de laboratorios bioculturales.

Figura 4a. La observación lenta de los “bosques en miniatura del Cabo de Hornos” a través de una lente de aumento o una lupa nos ayuda a percibir, comprender y valorar el microcosmos formado por una rica biodiversidad subantártica de musgos, líquenes y otros pequeños organismos. Estos pequeños pero complejos ecosistemas poseen valores éticos, ecológicos, estéticos y económicos esenciales que esta exposición pretende dar a conocer. Fotografía de Adam Wilson, Archivo Fotográfico del Parque Omora, s.f.
Figura 4a. La observación lenta de los “bosques en miniatura del Cabo de Hornos” a través de una lente de aumento o una lupa nos ayuda a percibir, comprender y valorar el microcosmos formado por una rica biodiversidad subantártica de musgos, líquenes y otros pequeños organismos. Estos pequeños pero complejos ecosistemas poseen valores éticos, ecológicos, estéticos y económicos esenciales que esta exposición pretende dar a conocer. Fotografía de Adam Wilson, Archivo Fotográfico del Parque Omora, s.f.
© Utilizada con permiso de la Fundación Omora.
El titular de los derechos de autor se reserva, o conserva para su propio uso, todos los derechos previstos por la legislación sobre derechos de autor como la distribución, la ejecución y la creación de obras derivadas.

Figura 4b. Normalmente, la Luna es demasiado grande y brillante para ser blanco de los Telescopios Unitarios (UT) de 8,2 metros que componen el Very Large Telescope (VLT) de ESO. La enorme potencia del VLT está reservada para objetos astronómicos mucho más tenues y distantes, como exoplanetas o estrellas en explosión situadas en los confines del universo visible. Pero en 2002, astrónomos e ingenieros tuvieron la oportunidad de observar nuestro satélite natural desde una perspectiva poco habitual. En este caso, la imagen de la Luna se proyectó sobre una placa de vidrio arenado. Fotografía de Gerhard Hüdepohl, s.f.
Figura 4b. Normalmente, la Luna es demasiado grande y brillante para ser blanco de los Telescopios Unitarios (UT) de 8,2 metros que componen el Very Large Telescope (VLT) de ESO. La enorme potencia del VLT está reservada para objetos astronómicos mucho más tenues y distantes, como exoplanetas o estrellas en explosión situadas en los confines del universo visible. Pero en 2002, astrónomos e ingenieros tuvieron la oportunidad de observar nuestro satélite natural desde una perspectiva poco habitual. En este caso, la imagen de la Luna se proyectó sobre una placa de vidrio arenado. Fotografía de Gerhard Hüdepohl, s.f.
Cortesía de ESO/G.Hüdepohl (atacamaphoto.com).
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Este trabajo opera bajo una Licencia Internacional Creative Commons Atribución 4.0.
El “laboratorio biocultural” es una metamorfosis del concepto de laboratorio natural. El concepto de laboratorio natural se centra en la identificación de los lugares del mundo que poseen atributos únicos para la investigación científica. Al adaptar este concepto al de “laboratorios bioculturales”, pretendemos explicitar que las dimensiones biofísicas y culturales se entrelazan en los modos de observar y cohabitar la biosfera y, más ampliamente, el cosmos en sus múltiples escalas. Esto es especialmente relevante porque nuestras visiones del mundo y nuestros lenguajes a menudo permanecen invisibles. En el siglo XX, el filósofo Ludwig Wittgenstein llamó la atención sobre el papel crucial que desempeñan el lenguaje y los conceptos en nuestra forma de ver el mundo. En esta exposición virtual destacamos la relevancia de la diversidad de lenguas y disciplinas para observar el mundo. Las ciencias, las artes y las humanidades juegan roles complementarios en la apreciación del macrocosmos y el microcosmos (Figura 5).
En sus extremos norte y sur, Chile aspira simultáneamente a forjar sensores tecnológicos aptos y lentes conceptuales para explorar el cosmos. En esta misión, consideramos que la filosofía, la ética, las artes y las humanidades juegan un papel tan relevante como el que asumen la ingeniería y las ciencias. Los telescopios y las lupas contienen lenguajes matemáticos y estéticos, conceptos y valores que conforman nuestras percepciones. Para implementar esta visión biocultural, aprovechamos las grandes plataformas de investigación que Chile ha implementado en sus extremos norte y sur. En este último, entre los remotos fiordos, montañas, glaciares, mar y paisajes naturales intactos protegidos por la RBCH, un grupo de científicos, artistas, filósofos y otros profesionales, tanto chilenos como extranjeros, iniciaron en 1999 un programa de conservación biocultural que llevó a la creación del Parque Etnobotánico Omora en Puerto Williams, la capital de la Provincia Antártica Chilena. El equipo de investigación del Parque Omora ha descubierto que estos archipiélagos albergan una exuberante diversidad de musgos y líquenes, muy sensibles al cambio climático (Figuras 6a, 6b, 6c).

Figura 6a. Glaciar Pía en la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, Chile, s.f.
Figura 6a. Glaciar Pía en la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, Chile, s.f.
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Figura 6b. Ricardo Rozzi y Leopoldo Sancho observando el Rhizocarpon geographicum, una especie de liquen que ayuda a datar los procesos de retroceso glaciar en el Glaciar Pía de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, Chile, s.f.
Figura 6b. Ricardo Rozzi y Leopoldo Sancho observando el Rhizocarpon geographicum, una especie de liquen que ayuda a datar los procesos de retroceso glaciar en el Glaciar Pía de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, Chile, s.f.
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Figura 6c. Rhizocarpon geographicum, conocido como “liquen mapa”, se ha utilizado para la liquenometría. Su diámetro aproximadamente circular se ha utilizado ampliamente para determinar la edad relativa de los depósitos glaciares (por ejemplo, los sistemas morrénicos), proporcionando información valiosa sobre los avances y retrocesos glaciares. De ahí que este liquen sea especialmente valioso para evaluar el cambio climático. Se trata de una herramienta biológicamente crucial para los estudios sobre el cambio climático. s.f.
Figura 6c. Rhizocarpon geographicum, conocido como “liquen mapa”, se ha utilizado para la liquenometría. Su diámetro aproximadamente circular se ha utilizado ampliamente para determinar la edad relativa de los depósitos glaciares (por ejemplo, los sistemas morrénicos), proporcionando información valiosa sobre los avances y retrocesos glaciares. De ahí que este liquen sea especialmente valioso para evaluar el cambio climático. Se trata de una herramienta biológicamente crucial para los estudios sobre el cambio climático. s.f.
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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El Parque Etnobotánico Omora fue creado para proporcionar un espacio biofísico y conceptual para la investigación científica a largo plazo, la educación ambiental interdisciplinaria y las iniciativas de conservación biocultural. Como espacio biofísico, constituye una reserva biológica que protege la cuenca del río Róbalo, fuente de agua potable de la localidad de Puerto Williams. A lo largo de la cuenca, se encuentra un mosaico diverso de hábitats y comunidades bióticas desde la costa hasta las montañas más altas de la Isla Navarino (Figura 7). Este mosaico se distribuye a lo largo de un pronunciado gradiente altitudinal de mil metros donde la temperatura disminuye en 6° Celsius. Esto convierte al Parque Omora en un lugar ideal para estudiar empíricamente el impacto del cambio climático en los ciclos vitales y la distribución de plantas, insectos y otros organismos subantárticos (Figura 8).

Figura 7. Cuenca del río Róbalo protegido por Parque Omora. Fotografía de Paola Vezzani.
Figura 7. Cuenca del río Róbalo protegido por Parque Omora. Fotografía de Paola Vezzani.
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Como espacio conceptual, la investigación biocultural y los programas educativos del parque integran las ciencias, la filosofía y las artes. De este modo, el parque funciona como un laboratorio natural, un laboratorio biocultural, un aula al aire libre y centro de formación, y una reserva biocultural, cuyas funciones se incorporan a tres amplios campos de acción: (1) investigación científica transdisciplinaria; (2) educación formal a través de cursos escolares, universitarios y de formación; y (3) conservación biocultural vinculada a la toma de decisiones medioambientales y al desarrollo local sostenible (Figura 9).

Figura 8. Detalle del gradiente altitudinal y los lugares de muestreo a través de la cuenca del río Róbalo protegida por el Parque Omora. Para investigar empíricamente el impacto del cambio climático sobre los insectos y plantas subantárticas, los lugares de estudio a largo plazo están situados a lo largo del gradiente altitudinal en lugares con diferentes temperaturas y condiciones climáticas. Figura creada por Silvia Lazarino, s.f.
Figura 8. Detalle del gradiente altitudinal y los lugares de muestreo a través de la cuenca del río Róbalo protegida por el Parque Omora. Para investigar empíricamente el impacto del cambio climático sobre los insectos y plantas subantárticas, los lugares de estudio a largo plazo están situados a lo largo del gradiente altitudinal en lugares con diferentes temperaturas y condiciones climáticas. Figura creada por Silvia Lazarino, s.f.
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Figura 9. Investigación (verde), Conservación Biocultural (Amarillo), Educación (Azul). Los tres campos de acción del Parque Etnobotánico Omora son: (i) investigación transdisciplinaria, (ii) educación formal e informal, y (iii) conservación biocultural. El logotipo de Omora, situado en el centro, subraya destaca la integración entre la diversidad biológica y la cultural. Presenta al colibrí Sephanoides sephaniodes, u Omora en lengua yagán, que portando un arpón utilizado por los Iindígenas yaganes para pescar en la región del archipiélago subantártico. Al mismo tiempo, mientras que visita una flor del copihue (Philesia magellanica), principal fuente de néctar para el colibrí en la ecorregión austral. En las narraciones de los Yaganes, Omora es visto como un ave y, al mismo tiempo, como una pequeña persona, un espíritu que mantiene el orden social y ecológico. Figura de Rozzi et al. (2010).
Figura 9. Investigación (verde), Conservación Biocultural (Amarillo), Educación (Azul). Los tres campos de acción del Parque Etnobotánico Omora son: (i) investigación transdisciplinaria, (ii) educación formal e informal, y (iii) conservación biocultural. El logotipo de Omora, situado en el centro, subraya destaca la integración entre la diversidad biológica y la cultural. Presenta al colibrí Sephanoides sephaniodes, u Omora en lengua yagán, que portando un arpón utilizado por los Iindígenas yaganes para pescar en la región del archipiélago subantártico. Al mismo tiempo, mientras que visita una flor del copihue (Philesia magellanica), principal fuente de néctar para el colibrí en la ecorregión austral. En las narraciones de los Yaganes, Omora es visto como un ave y, al mismo tiempo, como una pequeña persona, un espíritu que mantiene el orden social y ecológico. Figura de Rozzi et al. (2010).
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Figura 10. El Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) está alojado en la Universidad de Magallanes (UMAG), Chile, e inspirado en la obra América Invertida de Joaquín Torres García, para forjar una imagen institucional que exprese una perspectiva biocultural emergente desde el sur geográfico. Imagen adaptada compuesta en 2016 y publicada por primera vez en Rozzi et al. (2020).
Figura 10. El Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) está alojado en la Universidad de Magallanes (UMAG), Chile, e inspirado en la obra América Invertida de Joaquín Torres García, para forjar una imagen institucional que exprese una perspectiva biocultural emergente desde el sur geográfico. Imagen adaptada compuesta en 2016 y publicada por primera vez en Rozzi et al. (2020).
© Fundación Omora. Utilizada con permiso.
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Las percepciones y la capacidad de observar el microcosmos y el macrocosmos conforman nuestras realidades y tienen profundas implicaciones éticas. Si solo observáramos las grandes plantas vasculares (como árboles, arbustos, enredaderas), la implicación es clara: solo conservaremos las plantas vasculares. No podríamos ver las plantas no-vasculares (por ejemplo, musgos, hepáticas, líquenes) que dominan las altas latitudes de nuestro planeta y, por tanto, fracasaríamos en nuestros esfuerzos de conservación en las altas latitudes. Pero atenta contra el principio básico de la biología de la conservación: conservar toda la diversidad de especies. Por tanto, no podemos mantener la idea de que la conservación de la flora concierne a las plantas vasculares únicamente. La lógica de este argumento es ineludible. Pero la lógica por sí sola rara vez motiva la acción. Los hechos científicos no garantizan por sí solos la conservación de la diversidad de los seres vivos. Para estimular la apreciación del microcosmos y el macrocosmos, en esta exposición virtual proponemos un “intercambio de lentes” para apreciar la belleza que atesora el cohabitar entre una extraordinaria diversidad de seres gigantescos y diminutos (Figura 9).
Esta exposición virtual también invita a los espectadores y lectores a observar y apreciar el macrocosmos a través de las ventanas abiertas por los telescopios en el Desierto de Atacama, en el norte de Chile, y el microcosmos a través de las lupas físicas y conceptuales situadas en el RBCH, en el sur de Chile. Deseamos animar a los lectores a viajar virtualmente (y eventualmente de manera física) a estas remotas, prístinas y hermosas regiones de nuestro planeta, y que, a través de sus visitas, puedan salir transformados, viendo y valorando las cosas de manera diferente. Esta transformación pretende orientar una convivencia sensible y responsable. Tomamos conciencia de la cohabitación a través de nuestra capacidad de cambiar nuestras lentes, dándonos cuenta de que somos miembros de comunidades de cohabitantes, entrelazados entre una infinidad de seres que han existido antes que nosotros, y seguirán existiendo después de nosotros.